domingo, 7 de febrero de 2010

¿Ha mejorado el mundo la Ciencia?

Uno de los rasgos específicamente de los humanos es el ansia de saber y la voluntad de dominio sobre la naturaleza, comprenderla para transformarla según su interés, aunque la transformación corresponda a otro dominio de la actividad humana, de la técnica.
No hay unanimidad en la definición de lo que es la ciencia, incluso hay quien sostiene que no es posible establecer esa definición (A. Chalmers). Lo que sí hay es una serie de disciplinas cuyos saberes los consideramos científicos, y una seria de actividades de unas personas (los científicos) que enuncian “teorías”.
Pero el ser humano no sólo tiene una dimensión contemplativa, por la que busca el conocimiento teórico del Universo y de la propia sociedad; tiene también una dimensión práctica que le lleva a actuar en el mundo, a realizar diversos tipos de acciones, resultado de la condición que tenemos los seres umanos de ser libre, y a diferencia del resto de los seres vivos. El ser humano actúa, y de esta manera no sólo transforma su mundo, sino que también lo inventa, lo crea.


Toda lo que hacemos implica un acontecimiento que es su efecto; un cambio de estado que tiene lugar en el espacio y en el tiempo, lo cual lo hace observable. Es la determinación de hacer algo con vistas a un fin. Pero nuestros deseos no obedecen a la mayoría de los casos a la razón.

No nacemos en posesión de vicios o virtudes, no nacemos justos o injustos. Así, la vida de cada ser humano puede ser concebida como una obra de arte, puesta que es la creación de cada cual. Son innegables los logros positivos a los que se ha llegado con la ciencia (los avances sanitarios y alimentarios han aumentado la esperanza de vida; ha habido un incremento del bienestar y la comodidad; el desarrollo de los medios de comunicación, tanto físicos como de información, ha ampliado el mundo individual…). No obstante a su vez este “progreso” plantea unos nuevos problemas. Debido a las grandes revoluciones tecnológicas de los últimos cincuenta años ha nacido la tecnología nuclear. El desarrollo armamentístico, derivado de la energía atómica, ha hecho que el hombre tenga por primera vez la posibilidad real de extinguir toda forma de vida, así como de destruir el planeta. Ya sea por el potencial atómico como por la alteración del equilibrio ecológico.


La posibilidad de una consecución o seguimiento de un desarrollo sostenible (basándonos en la limitación de recursos disponibles, mantenimiento de la producción y un consumo dentro de unos limites que no los agoten) solo se podría conseguir con la exigencia de solidaridad entre los diferentes pueblos y sociedad, y un compromiso moral consensuado entre los afectados, ya que hay un reconocimiento de que los desastres ecológicos son fruto de la insolidaridad y la explotación económica y cultural de una gran parte de la población mundial.

Llegados a este punto solo queda añadir que LA CIENCIA SI MEJORA EL MUNDO, ES EL SER HUMANO QUIEN NO HACE BUEN USO DE ELLA, OCASIONANDO EL EFECTO CONTRARIO.